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Una imagen aérea del puente Dumbarton en el Área de la Bahía.
El puente Dumbarton, ubicado cerca del Este de Palo Alto, es tan solo una infraestructura del Área de la Bahía que corre un gran riesgo de inundarse en el futuro a medida que aumenta el nivel del mar. (JJ Harris - Techboogie/KQED)

¿Qué puede hacer el Área de la Bahía ante el aumento del nivel del mar? El Este de Palo Alto ya está proponiendo algunas soluciones

¿Qué puede hacer el Área de la Bahía ante el aumento del nivel del mar? El Este de Palo Alto ya está proponiendo algunas soluciones

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Esta serie es parte de la iniciativa nacional de periodismo ‘Connected Coastlines‘ del Centro Pulitzer.

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La primera vez que las calles se inundaron, Appollonia Grey ‘Uhilamoelangi, mejor conocida como ‘Mamá Dee’ en su comunidad del Este de Palo Alto, recordó el clima de su natal Samoa, pese a que estas lluvias eran más frías y severas.

“Yo me sentía muy feliz esa vez”, dijo ‘Uhilamoelangi, refiriéndose a su primer gran diluvio en el Área de la Bahía. “Yo estaba afuera nadando en la lluvia, jugando en la lluvia. Había agua por todas partes”, agregó.

Pero la ciudad del Este de Palo Alto es propensa a inundaciones, y en tres instancias en los últimos treinta años, las lluvias torrenciales han devastado a esta localidad que cuenta con alrededor de 30 mil habitantes.

“En las dos últimas inundaciones, la pregunta era, ¿dónde está Dios?”, dijo ella. “No me malinterpreten. Yo creo en el poder de la oración. Pero he sobrevivido muchas catástrofes”.

Ahora, el nivel del mar en la bahía de San Francisco está subiendo por los efectos del cambio climático, lo cual representa una amenaza existencial para esta pequeña comunidad, compuesta por lo general de familias de color.

No es una exageración. El Este de Palo Alto se encuentra situado entre las ciudades de San Francisco y San José, al extremo occidental del puente Dumbarton. De todos los condados del Área de la Bahía, el condado San Mateo es el que corre más riesgo por el aumento del nivel del mar. Y de todas las poblaciones en el condado, el Este de Palo Alto es la más vulnerable a las inundaciones provocadas por el clima.

Una proyección del aumento del nivel del mar en el Área de la Bahía hasta el 2050

Puede mover su mouse para explorar las direcciones del mapa. Puede usar los signos (+) y (-) para acercarse o alejarse. Selecciona la lupa para buscar una dirección específica. Para esconder la leyenda, selecciona la flecha hacia abajo que está ubicada al lado derecho de la leyenda del mapa. Fuentes: USGS, OCOF, Pacific Institute

Con un área de 2.5 millas cuadradas y repleta de árboles de cítricos y casas estilo rancho, la ciudad está rodeada de agua por sus tres lados: el arroyo San Francisquito que serpentea a lo largo del extremo sur y la bahía, al norte y al este.

La mitad del Este de Palo Alto ya ha sido designada como una zona de inundación por el gobierno federal. Según las proyecciones, en alrededor de 10 años, hasta dos tercios del terreno  dentro de los límites de la ciudad podrían sufrir inundados con regularidad. A mediados del siglo, esas zonas podrían quedar frecuentemente bajo el agua durante las altas mareas.

Los efectos del cambio climático están impactando de manera desproporcionada a las comunidades de color como el Este de Palo Alto.

El aburguesamiento (conocido comunmente como ‘gentrificación’) y la afluencia de los gigantes de la tecnología como Facebook, Google y Amazon ha transformado a la ciudad pero aún así, sigue siendo una comunidad mayormente compuesta por personas no blancas. El 66% de la población se identifica como Latina y muchas personas provenientes de las islas del Pacífico, como ‘Uhilamoelangi, viven aquí.

Cuando las lluvias son fuertes, el arroyo se desborda e inunda las partes al este de la ciudad y un nivel de mar elevado agravará el problema aún más, complicando la viabilidad de que el Este de Palo Alto siga siendo el hogar para familias obreras, dijo Derek Ouyang académico y gerente de programas con Stanford Future Bay Initiative (o la Iniciativa por el Futuro de la Bahía de Stanford), que trabaja con líderes comunitarios de la ciudad.

“Si conocieras a 100 familias del el Este de Palo Alto, quizás 50 de ellas ya han llegado al punto en que sus ahorros son tan bajos…que una inundación…podría ser su límite”, dijo Ouyang.

En 1998, las aguas de una inundación anegaron a más de mil hogares. Y en el 2012, el arroyo se desbordó, resultando en evacuaciones de las zonas afectadas. Para mitigar el riesgo, la ciudad, en colaboración con otras localidades cercanas a través de la oficina de San Francisquito Creek Joint Powers Authority (o la Autoridad de Poderes Conjuntos del Arroyo San Francisquito) rediseñó partes de su costa.

Varias partes del Este de Palo Alto se inundaron en 1998.
Varias partes del Este de Palo Alto se inundaron en 1998. (Teodros Hailye/KQED)

Para algunos residentes del Este de Palo Alto, no es la primera vez que las inundaciones y el cambio climático amenazan a sus hogares.

Aquí viven refugiados que huyeron de una crisis ambiental en las islas del Pacífico, donde el nivel del mar aún sigue creciendo. Y ahora, a pesar de que se encuentran a miles de millas de distancia en un nuevo hogar, nuevamente enfrentan amenazas similares.

Muchos están colaborando con científicos, la ciudad y la autoridad de poderes conjuntos para salvar hogares restaurando y creando un nuevo humedal que se encuentra en la orilla de la bahía.

Y pese a que el presupuesto del Este de Palo Alto (que equivale $41.8 millones) es 325 veces menor que el de San Francisco, la ciudad se está desempeñando muy por encima de su capacidad en términos de planificación para un aumento en la marea.

Heleine Grewe, de 17 años, y Leia Grewe, su madre, están afuera en un día soleado.
Heleine Grewe, de 17 años con su madre, Leia Grewe, en el Este de Palo Alto. (Kevin Stark/KQED)

Sin embargo, puede ser no suficiente. Los ecosistemas y la infraestructura del Área de la Bahía están profundamente interconectados, lo que significa que sin un plan regional que incluya a todas las comunidades a lo largo de la bahía, los esfuerzos de los residentes del Este de Palo Alto podrían tener un impacto muy limitado.

Tanto los líderes políticos como los activistas comunitarios de la ciudad, muchos quienes son adolescentes frustrados por el hecho de heredar los peores efectos del aumento en el nivel del océano y el derretimiento de las capas de hielo, entienden la importancia de este hecho.

“Sólo quiero un plan para el futuro, porque si esto pasa y hay inundaciones por todas partes, la gente debe de saber cómo responder”, dijo Heleine Grewe, una estudiante de 17 años en el último año de la preparatoria Menlo-Atherton.

Los abuelos maternos de Grewe emigraron de Tonga y la familia de su papá llegó al Este de Palo Alto como parte de una migración más grande de familias afroamericanas a la ciudad a mediados del siglo pasado. Muchos experimentaron acoso inmobiliario y otras tácticas de vivienda discriminatorias, el resultado de décadas de políticas basadas en la segregación racial.

Leia, su madre, teme que el agua llegará con toda su furia a su puerta.

“Me acuerdo de todos los lugares que no estaban listos”, dijo ella. “Como lo que pasó con [el huracán] Katrina. Eso nos podría pasar en algunos años”.

Los vínculos del cambio climático

‘Uhilamoelangi emigró de Samoa junto a su esposo Senita (quien también lo conocen como ‘Papá Senter’) a mediados de la década de los 70 debido a que en ese entonces, los huracanes y tsunamis comenzaron a llegar con mayor frecuencia.

“Todo los isleños…nunca tenemos una conversación casual sobre la lluvia, las inundaciones”, explicó ella, y agregó, “Cada vez que llega un tsunami a nuestra isla, o cualquiera de las islas, todos nosotros sentimos una conexión y es muy emotivo”.

Pero no fue hasta mediados de los años 2010 que ella entendió el vínculo entre estas tormentas tropicales y el calentamiento del planeta.

“Yo no sabía lo que era el cambio climático”, dijo ‘Uhilamoelangi.

Las inundaciones en el Este de Palo Alto, el clima extremo en Samoa y él aumento del nivel del mar, para ‘Uhilamoelangi, todo esto está conectado.

Ella logró entender cómo las inundaciones en el Este de Palo Alto, el clima extremo en Samoa y la subida del nivel del mar están todos interconectados luego de conocer a Violet Saena del grupo Climate Resilient Communities (o las ‘Comunidades Resistentes al Clima’), el cual se dedica a proteger los residentes de la península que no están respresentandos en la crisis climática.

“Puedo hacer preguntas que parezcan estúpidas, pero Violet siempre me da una respuesta “, dijo Mamá Dee.

Saena fue la primera en dirigir los esfuerzos para enfrentar el cambio climático en Samoa, creando el primer plan de resistencia del país . Cuando acompañó a su marido al Área de la Bahía, ella vio cómo esta comunidad también necesitaba entender más sobre este riesgo que se avecina.

Con el apoyo de algunos estudiantes de Stanford, ella fue de puerta en puerta en el Este de Palo Alto, preguntando a los residentes qué sabían sobre los efectos del aumento del nivel del mar.

“Para mí, esto es algo fácil ya que soy una persona de color y porque vengo de la isla”, dijo ella. “Ellos ven eso y piensan, ‘Ah sí, ella es como nosotros’ “.

Violet Saena, directora ejecutiva del grupo 'Comunidades resistentes al clima' en el parque Cooley Landing del Este de Palo Alto.
Violet Saena, directora ejecutiva del grupo ‘Comunidades resistentes al clima’ en el parque Cooley Landing del Este de Palo Alto. (Beth LaBerge/KQED)

Algo que surgió a raíz de esas pláticas fue la creación de grupos climáticos comunitarios destinados a involucrar y educar a residentes en los planes de adaptación del Este de Palo Alto, así como a ayudarles en sus necesidades básicas.

La gente quiere formar parte de “estrategias reales”, dijo Saena. “No sólo les interesa el dique. También quieren saber qué pueden hacer ellos mismos, como manejar cisternas de agua o sistemas de precipitación en sus jardines”, explicó.

Ella reconoce que el número de residentes de bajos ingresos que necesitarán ayuda es alto. “No tendrán los medios para comprar otro carro si el que tienen lo pierden en una inundación. Entonces, ¿qué programas podemos desarrollar que puedan ayudar a todos?”

Si toda el Área de la Bahía adoptara esta filosofía, la región podría ser mucho más resistente al cambio climático, afirma Elizabeth Allison, que estudia la intersección entre la religion y la ecología en el Instituto de Estudios Integrales de California.

“Creo que debemos adoptar una cierta especie de ética integral de cuidado cuando consideramos el cambio climático”, dijo ella. Esto incluye ser consciente de todo el planeta, incluyendo a las generaciones por venir “de la misma manera que nos importa nuestros vecinos, amistades y familiares”.

Este tipo de cuidado está en el corazón de Anamantangi Polynesian Voices (o ‘Voces polinesias anamantangi’), la organización creada por los ‘Uhilamoelangi, la cual provee asistencia a los inmigrantes recién llegados con escasos recursos. Esto incluye a la educación, algo que motiva mucho a la pareja.

“Somos voluntarios de tiempo completo en los esfuerzos para detener el cambio climático”, dijo Mamá Dee, “si queremos impedir otro desastre, ¿a dónde iremos?”

No escapando a otra localidad posiblemente más segura, dice ella. La pareja está decidida a quedarse en el Este de Palo Alto, pese a la doble amenaza de la subida del nivel del mar y la gentrificación. Se mantendrán firmes hasta el final.

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Un semicírculo de protección

Actualmente existe en desarrollo un proyecto para proteger parte del Este de Palo Alto: un nuevo dique que separaría un segmento de la ciudad y el arroyo de San Francisquito, el cual está conectado a la bahía.

“Este proyecto, que ya lleva más de 20 años, comenzó luego de la inundación del 1998”, dijo el alcalde Carlos Romero, parado encima del dique con vista a un vecindario repleto de casas de una planta y calles repletas de carros. “Todo esto estaba inundado. Tenía amigos aquí que sus salas se llenaron con cuatro pies de agua”.

Teme que otra inundación arremeta contra el Este de Palo Alto, lo que podría devastar a la ciudad de la misma manera que le pasó a Nueva Orleáns luego del huracán Katrina.

“Si te fijas y miras por encima del dique, puedes ver que algunos de los techos están por debajo de ese dique”, dijo el alcalde, “básicamente sería una repetición de lo que le pasó al noveno distrito [de Nuevo Orleáns]”.

El alcalde del Este de Palo Alto, Carlos Romero, con su bicicleta en el nuevo dique que rodea partes de su ciudad. Las casas a la izquierda se encuentran a un extremo de la ciudad y a la derecha hay un arroyo que conduce a la bahía.
El alcalde del Este de Palo Alto, Carlos Romero, con su bicicleta en el nuevo dique que rodea partes de su ciudad. Las casas a la izquierda se encuentran a un extremo de la ciudad y a la derecha hay un arroyo que conduce a la bahía. (Ezra David Romero/KQED)

Aparte de este nuevo dique, también existe la estructura de otra presa, pero esta es mucho más vieja y “ofrece un poco de protección, pero no mucho”, dijo Tess Byler, directora de proyecto con San Francisquito Creek Joint Powers Authority. Ella maneja el programa encargado de proteger a la región de la subida del nivel del mar.

La meta es completamente reemplazar el antiguo dique antes del 2030. Este proyecto se ha formalizado en el plan Strategy to Advance Flood Protection, Ecosystems and Recreation along San Francisco Bay (o la Estrategia para Avanzar en la Protección Contra Inundaciones, Ecosistemas y Recreación a lo largo de la Bahía de San Francisco), mejor conocido como SAFER Bay.

Diseñado para soportar simultáneamente una inundación centenal, marea alta y hasta un aumento de 3.5 pies en el nivel del mar, este sistema de arcilla e ingeniería que también incluye pantanos y diques, llegará desde la frontera entre Redwood City y Menlo Park en el norte hasta el límite entre Palo Alto y Mountain View en el sur.

En total, este sistema tendrá que contener una proyección adicional de 10 pies en el promedio actual de la altura máxima del agua.

Este proyecto se divide en nueve fases, con la primera abarcando Menlo Park y el Este de Palo Alto. La finalización del tramo inicial, prevista para 2024, protegerá cerca de mil 600 inmuebles, la mayoría de las viviendas del Este de Palo Alto cerca de las ciénagas gestionadas por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. En Menlo Park, el plan propone restaurar más de 550 acres de estanques de sal y pantanos.

Para lograr formar un círculo de protección en torno a esta parte de la bahía se necesitará cooperación y los fondos de varios propietarios privados y gubernamentales tan diversos como Caltrans, Facebook, varias empresas de servicios públicos y municipios, dice Byler, agregando que también hay que tomar en cuenta la fauna con estatus especial.

“Hay varios factores que debemos considerar, por ejemplo, las cosas que no podemos ver, como el posicionamiento de los sistemas de alcantarillado, y las cosas que sí podemos ver como las torres eléctricas”, explicó ella. “Y además debemos de ser conscientes de proteger el marjal que es hogar de muchas maravillosas especies de aves y animales”, dijo.

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Todavía falta mucho que se debe resolver, dice Byler, incluyendo decidir quién va a construir los diques y cómo se va a limpiar la contaminación de arsénico en la tierra, los restos de una vieja planta procesadora de residuos peligrosos.

Aún así, ella está segura que el proyecto seguirá adelante, no sólo por el amplio compromiso de la comunidad, pero también porque muchas entidades parecen estar trabajando juntas, pero quizás no todas a la misma velocidad. Ella dice que fondos estatales podrían ayudar a completar el presupuesto para el proyecto.

“Ya tenemos los fondos para el Este de Palo Alto, entonces ese será nuestra primer prioridad”, dijo ella.

Pero el sistema de diques es tan solo una solución de ámbito reducido. Para proteger la infraestructura crítica del Área de la Bahía como la autopista 101 se requerirá un enfoque regional que involucre a cada condado de la región, afirma Len Materman, director ejecutivo de la dependencia San Mateo County Flood and Sea Level Rise Resiliency District (o el ‘Distrito para la Resistencia a las Inundaciones y la Subida del Nivel del Mar del Condado de San Mateo’).

“Aún no lo logramos, todos los nueve condados”, dijo él e indicó, “cuanto antes se incorporen todos, mejor”.

Una reacción en cadena

Una razón por la cual funcionarios y líderes comunitarios les interesa incluir a toda el Área de la Bahía cuando hablan de soluciones a la crisis climática es que lo que ocurre en el Este de Palo Alto no se va a quedar sólo en esa localidad. Una catástrofe aquí provocará una reacción en cadena la cual podría impactar a millones de habitantes en decenas de ciudades, poniendo en mayor riesgo a quienes viven cerca de la costa.

La casa de la familia Grewe, ubicada en una zona de alto riesgo, está situada a la misma altura por encima del nivel del mar, que las salidas y entradas del puente Dumbarton. Si se inundaran estas secciones del puente, una de las arterias de transporte más importantes del sur y el este de la Bahía fallaría, y el sistema de transporte vial de la región se podría convertir rápidamente en un caos total.

Un vídeo publicado originalmente por la dependencia del agua del valle de Santa Clara que demuestra varios momentos durante la inundación que afectó al Este de Palo Alto luego de que el arroyo de San Francisquito se desbordara.

Lo mismo podría ocurrir para las cadenas de distribución de agua y combustible y las redes de electricidad y comunicaciones, dijo Mark Stacey, un ingeniero ambiental con la Universidad de California en Berkeley. Él explica que el Área de la Bahía es un ecosistema interconectado y que cada rompeolas, cada dique, cada cambio a la costa de la bahía podría tener un gran impacto.

En el Este de Palo Alto, una inundación podría provocar una serie de crisis a lo largo de la región.

“A medida que nosotros transformamos nuestras costas o a medida que nuestras costas son transformadas por la subida del nivel del mar, las dinámicas de las corrientes en la bahía cambian también”, dijo Stacey. “Cambios a nivel local en el litoral pueden tener impactos regionales en el nivel del mar”, indicó.

Cuando las corrientes marinas entran del Pacífico a la bahía de San Francisco, la desembocadura más grande en la costa oeste, a veces se dispersan a lo largo de los humedales que se encuentran en varios puntos de la bahía y en otras ocasiones suman al nivel del mar cuando rebotan contra los rompeolas ubicados junto la costa, dice Stacey.

A medida que distintas comunidades fortalecen sus riberas ante la subida del nivel del mar, las corrientes por venir rebotarán en contra de estos rompeolas. Cuando esto ocurre, la fuerza de estas mismas corrientes irá creciendo en otras partes de la bahía y formaría un ciclo de acción y reacción que podría sumar unas pulgadas adicionales al nivel del mar.

Millones de residentes del Área de la Bahía se podrían ver afectados por esto. El sur de la bahía, donde se encuentra el Este de Palo Alto, es la zona más vulnerable a este fenómeno de “amplificación”.

Jessica Fain, directora de planeación para la oficina Bay Conservation and Development Commission (en español, la ‘Comisión de Conservación y Desarrollo de la Bahía’ o BCDC por sus siglas en inglés), dice que el Este de Palo Alto es el punto óptimo para abordar en un solo lugar todos los retos relacionados al aumento del nivel del mar.

“Aquí se unen todos los puntos”, dijo ella.

Una imagen aérea tomada por un drone del puente Dumbarton cerca de la costa del Este de Palo Alto.
Una imagen aérea tomada por un drone del puente Dumbarton cerca de la costa del Este de Palo Alto. (JJ Harris - Techboogie/KQED)

Detrás de la estrategia regional que Fain está ayudando a diseñar, llamada Bay Adapt (o ‘la Bahía se adapta’), está la convicción de que el aumento del nivel del mar afectará a cada aspecto de la vida. La función original de la dependencia no incluía responder al aumento del nivel del mar pero ha evolucionado para formar nexos entre ciudades, condados, negocios y la gente.

Entre las herramientas a la disposición de la BCDC, existen por ejemplo las subvenciones que pueden incluir lineamientos para alentar el cumplimiento de las metas regionales. O también pueden recaudar apoyo para fomentar los buenos proyectos y rechazar aquellos que no son útiles.

“Pero todavía no llegamos a ese punto”, dijo Fain.

Lo que le falta es la autoridad para forzar a ciudades y condados a coordinar su programa de diques y otras soluciones. Por ahora, la BCDC está trabajando con grupos comunitarios por toda el Área de la Bahía para seguir desarrollando un compromiso con las metas de la dependencia.

Uno de estos grupos es ‘Nuestra Casa‘ en el Este de Palo Alto. Julio García dirige clases, talleres y grupos de sondeo para asegurar que se escuche la voz de los residentes en el proceso en que se forman los planes de la BCDC.

“Sin mencionar la situación del COVID-19, el [cambio climático] es la crisis número uno que estamos enfrentando ahora”, dijo García. “Como una comunidad de personas de color, como personas que trabajan, esto es algo muy importante. Porque si las casas comienzan a inundarse, ¿a donde nos vamos a ir?”

La familia Grewe forman parte de este grupo, donde Heleine enseña una clase de justicia ambiental.

“En verdad me encantaría si más ciudades aledañas se unieran para proteger a nuestra pequeña ciudad”, dijo Leía Grewe, durante una junta reciente del grupo.

Lo que le preocupa a García, y también a Heleine y Leía, es que si se extienden los marjales con el fin de proteger a las zonas residenciales, esto podría resultar en que suba el costo de la vivienda.

“Tendremos que mudarnos a Stockton, a Sacramento”, dijo Leía. “Y detesto eso porque cuando te pones a pensar en el Este de Palo Alto, tenemos a muchos familiares que no pueden regresar. Una propiedad aquí ya está fuera de su alcance”, agregó.

Con 27 años de edad, Antonio López es el concejal más joven del Este de San José y él dice que entiende la preocupación que siente la familia Grewe acerca del aburguesamiento.

Antonio López, concejal de la ciudad del Este de Palo Alto, se recarga sobre un barendal cerca del arroyo de San Francisquito.
Antonio López, concejal de la ciudad del Este de Palo Alto, se recarga sobre un barendal cerca del arroyo de San Francisquito. (Ezra David Romero/KQED)

“Nosotros quienes trabajamos con la ciudad luchamos para que tú puedas seguir aquí y que se escuche tu voz”, dijo él y mantiene que “los diques tan sólo son un símbolo de que todavía tenemos una oportunidad de permanecer aquí”.

López guarda una fotografía del arroyo de San Francisquito en su teléfono móvil, la cual demuestra un momento cuando el arroyo, de color café se desbordó, llegando a una pulgada por debajo de las calles.

En el mismo lugar que se tomó esta foto ahora existe un dique verde de acero que abraza la figura del arroyo, una sección del proyecto fue completada por San Francisquito Creek Joint Powers Authority en el 2019. En colaboración con esta dependencia, la ciudad del Este de Palo Alto amplió el arroyo, reconstruyó los salares y desarrolló un dique.

Contemplando la foto, “veo la ansiedad causada por las inundaciones, pero también veo una oportunidad y un recordatorio de dónde tenemos que estar”, dijo López.

Este artículo fue traducido por el periodista, Carlos Cabrera-Lomelí y editado por la periodista María Peña del equipo de KQED en Español.

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