Lo que hace poco fue uno de los centros comerciales más concurridos de San José es ahora un lugar mucho más tranquilo. En la Placita Tropicana, situada en la esquina de las calles Story y King, los vestidos de quinceañera siguen brillando, las pupusas siguen chisporroteando y el pan dulce se hornea cada mañana.
“Pero ahora la gente tiene demasiado miedo de salir”, afirma Elizabeth Ramírez, quien trabaja en Joyería Cruz, una boutique y tienda de ropa. “A veces se corre la voz que en la Tropicana está migración y la gente se desaparece, se queda totalmente solo y las ventas bajan”.
Y cuando los clientes vienen, dice, a menudo tienen miedo de que haya agentes de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) cerca. “Cuando veo esa mirada en sus caras, les doy estas tarjetas”, dice, mostrando dos juegos de tarjetas: uno rojo y otro amarillo.
La tarjeta roja, proporcionada por el Centro de Recursos Legales para Inmigrantes, enumera los derechos que alguien tiene si se topa con agentes federales de inmigración. Pero es la tarjeta amarilla la que tiene un mensaje mucho más directo: “Protege nuestra comunidad. Si ves a la migra, ¡repórtala!”.
Las tarjetas amarillas son de la Red de Respuesta Rápida en el Condado de Santa Clara, una coalición de 11 organizaciones comunitarias y cientos de voluntarios que trabajan las 24 horas del día para verificar posibles avistamientos de ICE. Muchos voluntarios son inmigrantes o hijos de inmigrantes, todos impulsados por la convicción de que las familias inmigrantes tienen un hogar en San José y South Bay, sin importar su estatus migratorio.

El objetivo: difundir información fiable sobre las actividades de ICE lo más rápido posible. La línea directa de la red conecta a quien llame con voluntarios capacitados que pueden confirmar o desmentir rumores sobre operativos de inmigración. Si ICE está presente, la red alerta rápidamente a miles de miembros de la comunidad a través de las redes sociales y chats grupales.
La red ahora está redoblando sus esfuerzos, tomando en cuenta que el gobierno del presidente Donald Trump ha aumentado el presupuesto de ICE en 75 mil millones de dólares. Cuando no están atendiendo la línea directa, los voluntarios enseñan a vecinos cómo identificar correctamente a los agentes de ICE, e incluso cómo prepararse para una posible separación familiar. Aunque el Área de la Bahía no ha visto redadas de inmigración a la misma escala a las que se vieron en Los Ángeles a principios de este verano, los voluntarios no quieren que su comunidad sea tomada por sorpresa.
“Cuando la respuesta rápida envía alertas, no está pidiendo permiso al Gobierno”, afirma Socorro Montaño, codirectora de Latinos Unidos por una Nueva América (LUNA), un grupo con sede en San José que forma parte de la Red de Respuesta Rápida en el Condado de Santa Clara. “En cuestión de minutos, la red está teniendo un impacto tangible en la vida de las personas … Es el poder del pueblo sin tener que ceder poder en la esfera política”.
Un viernes reciente, Montaño visitó a Ramírez en su tienda para asegurarse de que tuviera suficientes tarjetas. La red, dice Montaño, es tan fuerte como la comunidad que la impulsa. “Todos los que tienen nuestro número guardado, todos los que alguna vez nos han llamado o han compartido el número con un ser querido, forman parte de la red”.
“Para mí, todo esto sí sirve”, dice Ramírez. Cuando oye un rumor en WhatsApp sobre que ICE se está moviendo por San José, lo primero que ella hace es consultar la red de respuesta rápida. En cuestión de minutos, comparte con sus seres queridos la información verificada por los voluntarios. “Cada quien toma lo que necesita. Para mí, ha sido un apoyo bien grande”.
Cuando no están gestionando las líneas telefónicas, Montaño y otros voluntarios visitan negocios por todo el sur de la Bahía para repartir tarjetas e informar a los residentes. Su siguiente parada: una joyería y relojería situada a pocos metros, llena del zumbido y el chirrido de las máquinas de pulir.
“Yo soy Socorro. Mucho gusto”, se presenta Montaño. “Lo que más me importa hoy es hablarle sobre la red de respuesta rápida”.
Luis Urbina, el propietario de la tienda, había visto las tarjetas rojas antes, pero no sabía nada de la red. “Se paraliza uno con toda esta situación”, dice. “En verdad no sabía qué pasaría si me detuvieran. Ahora, ya lo sé.”.
¿Quién contesta el teléfono?
Mientras Montaño y otros difunden el mensaje, otros integrantes de la red esperan a que lleguen las llamadas. A menudo es difícil cubrir la línea directa.
“Cuando contestas una llamada, puedes oír lo angustiada que está la gente”, dice Carmen Torres, organizadora de Services, Immigrant Rights and Education Network (SIREN), otro grupo de la coalición. Sólo este año, la línea directa ha recibido miles de llamadas. Algunas son falsas alarmas: la gente confunde a los agentes de policía de San José con agentes de ICE.

Pero a veces, las personas que llaman se sienten abrumadas por el miedo a que ICE separe a su familia. “La gente nos dice que ha estado llamando a todas partes para encontrar un abogado, pero nadie acepta nuevos casos”, dice Torres. “¿Qué más les podemos decir?”
“Como dicen en inglés, ‘I go to the wall’. Es un muro y no puedes hacer nada en ese momento”, agrega.
La demanda por servicios legales en el Área de la Bahía es tan grande en este momento que la red sólo puede movilizar abogados en situaciones urgentes. Tomando en cuenta esta limitación, SIREN también ayuda a las familias a hacer planes en caso de que un padre o tutor sea detenido.
“A veces, la gente se asusta solo con oír la palabra ‘planificar’, porque significa pensar que nos puede pasar lo peor”, dice María Aceves, que, junto con su marido, Eliseo, lleva más de 20 años como voluntaria en SIREN y otras iniciativas a favor de los inmigrantes. “Pero yo les digo que lo mejor que podemos hacer es estar preparados e investigar cómo prepararnos y defendernos, en lugar de quedarnos en casa con miedo”.


