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'De mínimo a inexistente': La escasez de inspectores de seguridad se agravó con la pandemia, dejando vulnerable a los trabajadores de California

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Una manifestante se une a los trabajadores de comida rápida y sus defensores el 9 de febrero de 2021 en Los Ángeles para protestar por las condiciones de trabajo inseguras y las campañas de intimidación contra los trabajadores que denuncian a sus empleadores por motivos de seguridad laboral durante la pandemia del coronavirus. (FREDERIC J. BROWN/AFP via Getty Images)

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El verano pasado, Imelda Arroyo y una compañera de trabajo de un restaurante de comida rápida de Oakland presentaron una queja ante la agencia estatal encargada de velar por el cumplimiento de las normas de salud y seguridad en el trabajo. A varios de sus compañeros se les había diagnosticado COVID-19, pero su jefe no notificó al personal y no se aseguró de que todos los empleados y clientes usaran mascarillas, dijo Arroyo.

"Sentí que ponían a los clientes y a nosotros a un riesgo demasiado grande", dijo ella. "Tenía miedo. Sabía que en cualquier momento me podía enfermar en el trabajo, y enfermar a mi familia".

A la madre de familia le preocupaba llevar el coronavirus a casa donde vive con sus tres hijos y una hermana diabética quien corre mayor riesgo de padecer de una enfermedad grave. Arroyo quería que los inspectores estatales de Cal/OSHA llegaran a investigar rápidamente y asegurar su lugar de trabajo.

Pero en los meses posteriores, sus empleadores del restaurante siguieron sin cumplir las normas estatales (sólo en inglés) para evitar la exposición al virus, y más compañeros de trabajo se infectaron, dijo ella.

"Estaba pidiendo protección", dijo Arroyo. Presentó su queja a Cal/OSHA en junio de 2020 después de intentar sin éxito que su gerente abordara sus preocupaciones. "Pero no me escucharon y tardaron demasiado".

Cuando Arroyo finalmente recibió respuesta de Cal/OSHA nueve meses después, el 22 de febrero de 2021, los funcionarios de esa dependencia dijeron que su inspección no había revelado violaciones en el restaurante. Sin embargo, ningún inspector de Cal/OSHA la había entrevistado, dijo ella.

Durante años, Cal/OSHA, más conocido formalmente como la División de Seguridad y Salud Ocupacional (en inglés, the Division of Occupational Safety and Health) no ha contado con personal suficiente. Pero los puestos vacantes de inspectores que llevan a cabo las investigaciones sólo aumentaron durante la pandemia, llegando a paralizar la capacidad de la agencia para proteger a millones de trabajadores que estaban expuestos a los nuevos riesgos del COVID-19.

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Y ahora que el director de Cal/OSHA y el secretario de trabajo del estado son candidatos para algunos de los puestos más altos de la administración Biden, la falta de aplicación de la ley en California es analizada con mucho escrutinio..

Empleados de un comité del Senado de California en un informe de febrero de 2021 sobre Cal/OSHA escribieron que "la aplicación de las reglas de salud y seguridad ha sido mínimas o inexistentes debido a la falta de inspectores de salud laboral" y agregaron, "Como resultado, los trabajadores de California siguen estando expuestos a riesgos de salud relacionados con COVID-19 y a otros peligros, y sufren enfermedades y lesiones graves, incluso la muerte".

El gobierno federal también ha identificado deficiencias. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional estadounidense lleva tiempo criticando la escasez de personal de Cal/OSHA, la cual ha provocado retrasos en la emisión de citaciones por infracciones, según el mismo informe del Comité de Revisión Presupuestaria y Fiscal del Senado de California.

Cuando los casos de COVID-19, y las muertes, se dispararon en California el pasado otoño e invierno, trabajadores entablaron miles de quejas con Cal/OSHA relacionadas con el virus. Sin embargo, la tasa de puestos vacantes de inspectores de campo se duplicó hasta el 26% a finales de febrero, frente al 13% de hace dos años.

En los últimos meses, la agencia ha contratado a nuevos inspectores y mientras otros se han ido, y desde el 30 de abril, 52 puestos, el equivalente al 22% del total, seguían vacantes a nivel estatal según funcionarios del Departamento de Relaciones Industriales, entidad que supervisa a Cal/OSHA.

"Es una situación muy triste. Nunca ha estado tan mal", dijo Garrett Brown, un ex inspector de campo que trabajó durante más de dos décadas en Cal/OSHA, y que ha estado siguiendo los bajos niveles de personal en la agencia desde la década de los 90. "Tiene un impacto tremendamente adverso y perjudicial en la salud, la seguridad y los derechos de los trabajadores de California".

Desde que comenzó la pandemia, Cal/OSHA ha recibido 18,500 quejas, de ellas 13 mil son relacionadas a COVID-19. En el 18% de los casos de coronavirus, la agencia inspeccionó los sitios de trabajo, mientras que las demás quejas fueron atendidas a través de cartas en las que exigían a los empleadores corregir los problemas de seguridad y salud. Hasta el 20 de mayo, la agencia había emitido citaciones (sólo en inglés) por 550 infracciones, calculando unos $5.1 millones de dólares en sanciones propuestas.

Una portavoz del Departamento de Relaciones Industriales (DIR por sus siglas en inglés) dijo que ambas agencias "han trabajado mucho" para encontrar candidatos cualificados para los puestos de inspectores de campo.

"Durante los últimos meses, hemos llevado a cabo una campaña de reclutamiento en todo el país con el fin de cubrir los puestos de higienistas industriales e ingenieros de seguridad", dijo en un comunicado la portavoz del DIR, Erika Monterroza. "El objetivo de Cal/OSHA es cubrir todos los puestos de aplicación de reglamentos lo antes posible".

Pero durante la mayor parte de los últimos dos años, el proceso de contratación ha sido más lento de lo normal, en parte porque el Departamento de Relaciones Industriales perdió su autoridad para hacer contrataciones directamente debido a un escándalo de nepotismo que involucró a la exdirectora Christine Baker, quien se retiró en 2018. Desde abril de 2019 hasta marzo de 2021, el DIR requirió la aprobación previa del Departamento de Recursos Humanos de California para contratar personal, dijo Monterroza.

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Brown, ex inspector de Cal/OSHA, dijo que la disfuncionalidad en contrataciones se remonta a muchos años atrás. Culpó al actual director de la agencia, Doug Parker, y especialmente a la secretaria de Trabajo del estado, Julie Su, que anteriormente fue comisionada de trabajo del estado, por no hacer más para solucionar el problema. Ambos funcionarios podrían dejar pronto sus puestos, Parker para dirigir la oficina de OSHA a nivel federal, y Su para convertirse en subsecretaria del Departamento de Trabajo de los EE. UU.

"Es muy decepcionante, es todo lo que puedo decir", dijo Brown. "Julie Su tenía un récord bastante exitoso protegiendo los derechos de los trabajadores como comisionada de trabajo, pero como secretaria de trabajo estatal, presidió el socavado de Cal/OSHA".

A través de su asistente especial, Colton Stadtmiller, Su declinó hacer comentarios.

Pero el asambleísta Ash Kalra, demócrata de San José, que dirige el Comité de Trabajo y Empleo de la Asamblea estatal, fue menos crítico con Su y Parker.

"No creo que esto recaiga necesariamente en un sólo individuo, incluidos los gerentes de departamento, creo que esto es un viejo problema", dijo Kalra.

Kalra dijo que la pandemia ha hecho que la contratación sea un reto para todo tipo de empleadores, y es difícil reclutar personal capacitado para los puestos de inspector. Pero tiene la esperanza de que Cal/OSHA pueda empezar a hacer un mejor trabajo en la aplicación de las normas de seguridad y salud, porque la protección de los trabajadores está recibiendo nuevo interés del gobernador.

El gobernador Gavin Newsom ha propuesto (sólo en inglés) aumentar la financiación de la agencia para crear 70 nuevos puestos, entre ellos 33 inspectores, y potencialmente más en los próximos años.

“Es una gran señal", dijo Kalra. "Si esa es la intención del gobernador…creo que nos da impulso para llenar esos puestos".

Él dice que a medida que Cal/OSHA aumente su personal, deberán contratar inspectores que hablen diferentes idiomas, porque muchos de los casi 6 millones de trabajadores de primera línea del estado son inmigrantes.


Este artículo fue traducido por la periodista, María Peña y editado por el periodista, Carlos Cabrera-Lomelí.

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