Evelin Solis, estudiante de preparatoria en Oakland, perdió su trabajo un día después de que se declaró la orden de quedarse en casa para el Área de la Bahía. A la semana siguiente, su papá perdió su empleo de pintar casas.
Desde que migraron de Guatemala en el 2017, Solis y su papá se han dividido los gastos del hogar a la mitad cada quien. Pero con ambos sin trabajo, apenas han completado para la renta de abril de $900 por el cuarto que comparten.
Sin trabajo, computadora o internet en casa, Solis ha tenido que depender del apoyo que le brindan sus maestros en la preparatoria Rudsdale. Ésta preparatoria se especializa en introducir a estudiantes que recién han migrado a los Estados Unidos al sistema educativo Americano. Durante esta pandemia, los maestros de matemáticas e inglés se han convertido en agentes de empleo, defensores y escritores de becas, mientras continúan enseñando de manera virtual.
Alrededor de uno en cada cinco alumnos de preparatoria en el Distrito Escolar de Oakland es migrante de otro país. Como otras escuelas en el distrito, la preparatoria Rudsdale se ha convertido en un proveedor esencial para estos nuevos migrantes durante la pandemia del COVID-19. La preparatoria provee a los estudiantes con comida, computadores y ayuda para como navegar los servicios sociales, entre otras cosas.

Maestros Brindan Ayuda Afuera del Salón de Clases
Desde que los campus cerraron, Kathleen Mitchell, la especialista en alfabetización de la preparatoria Rudsdale, ha estado trabajando como encargada de la entrega de comida proporcionada por la escuela.
“La comida es lo más importante,” comento Mitchell. “Tenemos que tener grandes esfuerzos para proporcionar comida.”
En las últimas ocho semanas, Mitchell ha ayudado a distribuir 5,400 libras de comida para la mayoría de los 150 estudiantes de la preparatoria y sus familias, incluidos Solis y su papá.
“Ellos traen lo esencial,” dijo Solis. “Cuando no podemos ir a recoger la comida, entonces nos hace muy bien que ellos vengan a dejarla.”
Solis y su papá no tienen carro y ella siente que es muy arriesgado viajar en transporte público durante la pandemia. La familia Solís ha dependido de un amigo para que los lleve al centro de distribución de comida del distrito o a otros lugares que proveen despensas de comida si se es posible.
Cuando Mitchell tomó una encuesta a sus estudiantes y sus respectivas familias-- un total de 700 personas-- ella se sorprendió al darse cuenta que alrededor de 90% de sus estudiantes contestaron que necesitaban apoyo alimentario. Casi la mitad de los estudiantes no han podido recoger comida a alguno de los centros del distrito escolar de Oakland.
“Definitivamente hay un brecha entre los estudiantes que absolutamente necesitan comida y los estudiantes que pueden acceder a los centros de distribución Oakland,” dijo Mitchell. “Estos centros no son accesibles para las familias más vulnerables. Lo más seguro es que estén pasando hambre.”