Aceptando que el sistema no siempre es justo, Newsom y otros líderes de California han prometido equidad en la distribución de lo que por fin está disponible.
El pasado lunes, en el Centro Médico de Los Ángeles de Kaiser Permanente, donde un grupo selecto de trabajadores de la salud fueron vacunados, Newsom dijo que confía en la eficacia y seguridad de la vacuna, pero no haría fila frente a aquellos que son “más merecedores”.
“Espero ser vacunado… pero no voy a interponerme en el camino de ninguno de los trabajadores esenciales”, dijo él.
El plan es primero ofrecer las vacunas a los trabajadores de la salud y a los residentes de hogares para adultos mayores, luego a otros trabajadores esenciales y personas que corren mayor riesgo de enfermarse. Newsom formó un panel de expertos para redactar esos planes y también un grupo distinto de asesoría para ofrecer información sobre quién debería ir primero y por qué. Aún no se ha decidido quiénes seguirán después de este sector de trabajadores de salud.
En un correo electrónico, el Departamento de Salud Pública de California dijo que para hacer el proceso más transparente, publicará las cifras sobre la administración de la vacuna en un tablero público que se actualizará periódicamente.
“Daremos a conocer la mayor cantidad de datos posible sin dejar de cumplir plenamente con las leyes federales y estatales de privacidad del paciente”, dijo un portavoz del departamento.
La doctora Trudy Larson, decana de la facultad de ciencias de la salud de la comunidad de la Universidad de Nevada, Reno, cree que monitorear cercamente este proceso ayudará a prevenir cualquier fraude significativo, especialmente en los primeros meses. Cada dosis deberá tenerse en cuenta, ella agregó.
Los estados, por ejemplo, recopilarán información de las personas que reciben la vacuna. Esa información se ingresará en un registro estatal de vacunación.
“Siento que esto puede ser una manera para verificar las cifras para poder decir ‘Bien, estamos alcanzando a todas las personas asignadas al Nivel 1, ahora podemos pasar al Nivel 2’, lo que también podría disuadir para las personas que intenten llegar al frente de la fila ”, dijo Larson.
El Departamento de Salud Pública de California dijo que no compartirá nombres, direcciones ni detalles personales con el gobierno federal. El programa de vacunación de California no recopila números de seguro social.
Sin embargo, una vez que la distribución vaya más allá de la primera fase y las dosis comiencen a enviarse directamente a los médicos y farmacias locales, aumentará la posibilidad de que las personas intenten mover los hilos para obtener las valiosas inyecciones, dijeron los expertos.
Siempre habrá alguien que intente engañar al sistema. “Es imposible que eso no suceda”, dijo el doctor Belas Matyas, oficial de salud del Condado de Solano. La pregunta, dijo, es si sucederá lo suficiente como para interrumpir verdaderamente la distribución. Espera que no.
Pero tomar ventaja del sistema no se trata sólo de que las personas compren su camino al frente de la línea. También existe la posibilidad de robo de vacunas e inyecciones falsificadas. En 2004, durante una escasez de vacunas contra la influenza, los funcionarios federales incautaron miles de dosis importadas ilegalmente y se dirigieron al mercado negro. En 2009, durante la pandemia de gripe porcina, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. informaron sobre una serie de “irregularidades en la distribución y la comercialización” relacionadas con la vacuna contra el virus H1N1.